Manos por la Paz.

Con este artículo no pretendo convencer a nadie, sino transmitir lo que llevo dentro. ¿Por qué no salimos de la OTAN?. La OTAN nos está queriendo llevar hacia una guerra mundial, pide que se aumente el presupuesto militar y se oyen voces que hablan sobre volver a instaurar el servicio militar. En todas las guerras mueren hijas e hijos, el pueblo por ambos bandos, pero no los responsables de la guerra.

Los mandamases que controlan el mundo y sus subalternos no han recibido de pequeños un amor incondicional, y lo siento profundamente, se han quedado en la competitividad desmesurada, la depredación, en un ego desorbitado y no tienen empatía, no conocen el mutualismo. Intentan tapar lo que no han recibido en la infancia, y a través de la sociedad, impregnan su filosofía, su moral. Pasamos de un sistema patriarcal (en general, hombre manda en la sociedad y mujer inculca a las criaturas la competitividad, parasitismo, el ego o lo contrario, perdiendo su centro,…) a otro en el que los mandamases y subalternos imponen su sistema deshumanizado, con el que pretenden privarnos de lo que sentimos los seres humanos de manera natural, fomentando artificialmente los sentimientos y con la intención de convertirnos en una especie de máquinas.

El mutualismo es «interacción entre dos individuos de la misma especie o de especies diferentes que resulta beneficiosa para ambos». También, «el Mutualismo es un sistema solidario de servicios mutuos, fundado en la asociación voluntaria de personas que se unen sobre la base de objetivos comunes de ayuda recíproca». Los seres humanos sin mutualismo habrían desaparecido. Hace miles de años vivíamos en una sociedad matrilineal, un sistema mutualista, cuyo centro era atender las necesidades de las criaturas con amor incondicional, donde la mujer tenía un papel fundamental y el hombre protegía esta función y acompañaba en la crianza. Pero, poco a poco el mutualismo no impera en la sociedad, impera la competitividad, la explotación entre los humanos, rapiñar la tierra y la guerra.

Escribí «Alma insumisa». Al principio era un ensayo sobre la desobediencia civil, pero gobernaba Aznar y acechaba, en mi caso, la cárcel. Por motivos personales, lo transformé en una novela para evitar la cárcel. Profundicé, por ejemplo, en la desobediencia civil, la guerra y la crianza.

Wilhelm Reich,a quien los nazis persiguieron por sospechoso, y huyó de Alemania, afirma que «el niño es criado en esta sociedad mediante conductas rígidas y autoritarias, evitando una relación estrecha y placentera entre madre e hijo. El niño es visto por sus padres como un ser salvaje al que hay que doblegar, obligándole a aceptar las reglas del juego de esta sociedad opresora. De esta manera se consiguen seres dóciles, temerosos e insensibles, futuros obreros o mandatarios que seguirán alimentando la rueda de este sistema que perpetúa las desigualdades, la competitividad salvaje y que fue impuesto hace muchísimo tiempo». Dice que «al ser frustradas en la infancia nuestras energías amorosas, dichas frustraciones pueden ser el origen de un cáncer o bien pueden salir como un torrente de odio que necesita destruir para liberar la tensión guardada». También afirma muy acertadamente que en este tipo de infancia es donde nace el fascista que todos llevamos dentro.

La guerra (violencia-destructiva) la organizan los mandamases. En una guerra al desaparecer las «buenas conductas sociales» y los mecanismos de control social impuestos a golpe de Ley, la máscara de la ética del sistema cae al suelo, quedando al descubierto nuestro inconsciente, nuestro trastero lleno de rencores, angustias, odios y temores.

La violencia-destructiva no existe en el mundo animal y tampoco ha existido en otras culturas con otros modelos de crianza, mientras que sí existe la violencia, aunque en mucho menor grado que en nuestra sociedad y más sanamente canalizada. La agresividad es una predisposición de toda especie viva, pero eso no quiere decir que seamos agresivos, como tampoco quiere decir que tener una predisposición a sentir hambre signifique que somos seres hambrientos. Son potencialidades y, como tales, dependiendo del medio donde se desarrollen, pueden ser muy beneficiosas o muy perjudiciales. La violencia es un impulso que parte de nuestra predisposición a la agresividad, pudiendo ser a veces necesaria para la defensa del espacio vital. Aunque, por desgracia, en nuestra sociedad la agresividad no está bien canalizada, lo que supone un aumento considerable de los impulsos violentos y que llegan a ser en muchos casos destructivos, como la guerra.

Inhibirse no significa renunciar a luchar por defender la integridad personal cuando ésta es atacada. La intención primaria y auténtica de tu defensa es evitar ser dañado, destruido, oprimido y recuperar el equilibrio. Desde esa actitud, el daño que se cause al agresor será el menor posible. Si te reprimes, actúas únicamente desde el intelecto, oprimiendo el sentimiento y ello te lleva a un callejón sin salida muy peligroso, que es donde crece el odio y muere el amor. La forma sana de liberarse del odio, si es generado por vivir situaciones insanas, será expresarlo de la forma menos dañina. La paz no significa evitar los conflictos, sino impedir llegar a la guerra, a la destrucción del oponente.

Lo ideal sería que no hubiera guerras, pero para ello tendríamos que realizar una catarsis colectiva, una revolución individual y social de donde naciera una sociedad mutualista, matrilineal.

Mi opinión, y estoy convencido, es que si queremos transformar la sociedad, hay que empezar por la infancia, lo demás es un bucle; el pueblo tiene la responsabilidad de sublevarse ante los mandamases que controlan el mundo, criando con amor incondicional a través de la prevención en la infancia (el carácter del ser humano se desarrolla hasta los 7 años). A lo largo de la vida tenemos la oportunidad de flexibilizar el carácter y, cuando aprendamos a respetar lo que necesitan las criaturas, paso a paso la sociedad estará fundada en el amor y en la Paz. También podemos contribuir en grupo o individualmente meditando por la paz, acudiendo a las convocatorias en favor de la paz y para parar las guerras en Congo, Palestina, Ucrania, Sáhara, Líbano, Yemen, Somalia, Sudán, Nigeria,…

Nos vemos en la cadena humana para rodear el Parlamento de Navarra el sábado 18 de enero a las 12 horas. Paremos las guerras. Organiza Acción por la Paz.

Javier Pérez Cueva.